Una dieta sin gluten requiere planificación y determinación
Hace muchos años tengo un diagnóstico de fibromas uterinos. Los mismos me provocan una inflamación terrible en el útero. De hecho, los fibromas son parte de mi diagnóstico de infertilidad. No se usted, pero yo cuando tengo dolor me doy a la tarea de buscar alternativas para aliviarlo. Así que he pasado un tiempo evaluando diferentes opciones para aliviar estos dolores.
Hace algunos meses decidí visitar un naturópata con el fin de evaluar si había algo que podía hacer para aliviar mi situación y hablando con el doctor entre una cosa y otra me dijo: “Deberías llevar una dieta gluten free” Mi cara valía 3 mil millones de pesos. A mis 38 años abandonar los alimentos con gluten en aquel momento lo vi como el fin del mundo jajaja. Justo en medio de la conversación le dije al Dr. fíjese que yo soy chef y no creo que pueda hacerlo, su respuesta fue: “Todo lo contrario ¿quién mejor que tu para prepararte tus alimentos libres de gluten, saludables y balanceados?”
Les confieso que salí de esa oficina hecha un nudo por que amo el gluten y TODOS sus derivados, pero aquel médico tenía razón, mi trabajo no podía ser una excusa; al contrario, debía verlo como motivación y fortaleza para cambiar mis hábitos alimenticios. Al día siguiente establecí un plan que me ha ido funcionando bastante bien. Decidí que haría todo gradualmente (nunca se me ha dado bien hacer dieta de golpe) y que me ocuparía de buscar recetas gluten free, sobre todo de postres porque esos son mi mayor debilidad y por su elevada cantidad de gluten también son mi perdición. Ya van casi 3 meses y mi experiencia ha sido transformadora. Una dieta sin gluten requiere planificación y determinación sobre todo si salimos a cenar y las opciones gluten free son limitadas o inexistentes.
Dicho esto, mis mayores retos en la dieta gluten free han sido abandonar el pan, o sea, ¿a quién no le gusta una tripleta o un buen sándwich?, dejar las donas y los bizcochos (estos son mis favoritos) y aprender a leer las etiquetas de los alimentos para identificar aquellos que aunque no lo parecen si tienen gluten. Gracias a Dios donde hay retos también hay logros así que les puedo comentar que al consumir alimentos sin gluten ha mejorado mucho mi digestión y no siento esa sensación de llenura que se acompaña de sueño y perdida de energías. También he aprendido a hornear y preparar cosas diferentes que no solo me benefician a mi, sino a mis clientes por que he podido expandir la oferta de mi negocio.
La alimentación sin gluten junto a una dieta balanceada, ejercicios y visitas periódicas al quiropráctico sin duda me han ayudado a reducir mis episodios de dolor y en general mi cuerpo se siente mucho mejor. He leído mucho de como la alimentación sin gluten ayuda a mejorar la fertilidad, aún a aquellas personas que no tienen un diagnóstico de celiaquía, esto porque nuestro cuerpo está menos inflamado. Si me ayudó en la fertilidad o no, eso se los puedo contar luego, pero como decía mi abuela: ¡Carla eres lo que comes, por favor aliméntate bien!